Hacía ya tiempo y entre semana, que no había visto tanta personas reunidas en el jardín Velasco y eso a pesar de que soplaba un vientecillo fresco que obligó al uso de ropas de invierno. Y todo con tal de escuchar a un grupo musical de Cuba que se hacen llamar “Jóvenes clásicos del Son” los que, durante una hora deleitaron –y pusieron a bailar—a gran parte del público presente.
No cabe duda que la música cubana es contagiosa, porque los paceños un tanto apáticos para estos espectáculos, respondieron con entusiasmo las interpretaciones de este magnífico conjunto, premiándolos con aplausos y voces de alegría. Ahí vimos niños, muchos jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, unos sentados y la mayoría de pie, escuchando atentos la música de esa isla caribeña, tan ligada a los sentimientos de los mexicanos.
Llamó la atención como en cada uno de los intermedios el conductor del grupo hacía alusión a su nacionalidad y las ligas emocionales que los ligan a nuestro pueblo. En una ocasión se refirió a Martí, el héroe cubano y poeta de reconocimiento universal, sacrificado en aras de la libertad de ese país. En otra, elogió a los mexicanos y, en especial, a los de Baja California—sin el Sur—y a los habitantes de La Paz, por su reconocimiento a Cuba y a su música.
De años atrás el nombre de ese país guarda un lugar especial en Sudcalifornia. En La Paz, por ejemplo, existió a mediados del siglo pasado un barrio conocido como “la isla de Cuba” localizado entre las calles 16 de septiembre y Guillermo Prieto. En una de las esquinas estaba una tienda propiedad de un cubano que se llamó Marcos Pardo Uribe y toda persona que buscaba alguna cosa le decían: “en la isla de Cuba puede encontrarla”.
Por otro lado, en la población de Todos Santos era tradicional que en la época de la molienda de la caña, además de las melcochas, alfeñiques y el sabroso guarapo, se elaboraran unas panochas de regular tamaño que eran conocidas como “cubanas”, de delicioso sabor. El porqué del nombre ya se lo imaginará. Pero además, en Puerto Adolfo López Mateos, en el municipio de Comondú, existe una escuela primaria que lleva el nombre de “República de Cuba” fundada en el año de 1968. Y allá, en el poblado de La Purísima existe un barrio conocido como Cuba, aunque su nombre es Carambuche. Cuando estaba en su apogeo la revolución cubana con el comandante Fidel Castro al frente, en ese lugar vivía un tío del profesor Félix Mario Higuera Arce llamado Basilio Higuera Higuera quien tenía como característica una larga y abundante barba como Fidel, y por eso a ese barrio se le conoció como Cuba.
Cuba siempre nos trae recuerdos agradables sobre todo por su música y su poesía, aunque también tiene sucesos que tienen que ver con su independencia y soberanía que nos hacen pensar en José Martí, en Fidel Castro y el Che Guevara. En sus renovados esfuerzos por lograr el progreso de su pueblo en todos los órdenes como la educación y el deporte en los que ocupan primeros lugares en Latinoamérica.
Por eso, antenoche que escuchábamos a ese grupo de jóvenes cubanos interpretar los sones que han hecho famosa la música de la isla, además de los otros géneros más conocidos como el changüí, el bolero y la guaracha, y observar a los cientos de personas que asistieron al espectáculo, no puede menos que pensar en la fuerza que tiene la música como vínculo que enlaza los corazones y como sembradora de amistad entre todos los seres humanos.
Fuente: libro Crónicas: La Paz y sus historias.
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